En una sociedad donde se aboga por «las emociones» para conectar con unos usuarios cada vez más tecnológicos, los procesos formativos apuestan por metodologías basadas en el aprendizaje experiencial. Una fórmula que requiere de una continúa actualización por parte de los expertos del diseño instruccional. Un entorno complejo que nunca antes había experimentado una «revolución» tecnológica tan versátil como la actual con posibilidad de utilizar un gran abanico de herramientas que permiten acercarse a la utopía del aprendizaje personalizado y a la carta de manera eficiente. Y en este contexto, la neuroeducación se contempla como un mecanismo eficaz al potenciar la memoria a través de conexiones emocionales entre el alumno y el producto formativo.
La Neuroeducación es una metodología de enseñanza que se interesa por estudiar el conocimiento del cerebro a través de aspectos propios de la sociología, la psicología y la medicina a fin de mejorar los procesos de aprendizaje de los alumnos. Una forma de «neutralizar» los procesos de enseñanza basados en la mera memorización de conceptos que tarde o temprano se olvidan. Es decir, «Sólo se puede aprender aquello que se ama», tal y como explica Francisco Mora, uno de los expertos más reconocidos de este campo.
El ser humano no está «programado» para ser un robot y almacenar datos en un disco duro sino para sentir, pensar y reflexionar a través de un sistema nervioso que aprende a través de las emociones y las experiencias. Es decir, es posible que no recordemos todos los elementos de la tabla periódica pero sí de la fórmula que practicamos siendo adolecentes en el laboratorio de química del instituto.
Los proyectos Neuroeducativos son utilizados por los docentes para saber cómo el cerebro de sus alumnos adquiere, registra, procesa y almacena los conceptos para su posterior aprendizaje basado en las experiencias. También pueden detectar a tiempo situaciones relacionadas con la dislexia o casos de estudiantes con altas capacidades, por lo que la aplicación de la Neurodidáctica sería clave para la personalización del itinerario formativo. Para ello, es fundamental crear ambientes relajados, motivadores y muy dinámicos donde se les enseñen a los alumnos a ejercitar no solo su memoria sino también otros aspectos como las emociones, el estrés o la toma de decisiones.
A la hora de diseñar un producto formativo basado en la Neurodidáctica podemos incorporar algunas de las siguientes herramientas:
Gamificación. En nuestro post dedicado a la gamificación, profundizamos en el juego como una herramienta didáctica, en entornos tradicionalmente no lúdicos, que permite al estudiante aprender a través de las emociones. Entre las principales mecánicas utilizadas destacarían los niveles, las recompensas, los puntos, las clasificaciones, los desafíos o las misiones. La gamificación está siendo esencial para conectar con la generación Z marcada por tres hitos importantes: las redes sociales, los dispositivos móviles como extensión del propio cuerpo y lo visual como llamada de atención.
Visual Thinking. Lo que comúnmente se conoce como «garabatear» de forma espontánea es una herramienta muy eficaz para explicar ideas y conceptos, ya que en la retención de la información se realiza a través de las capacidades visual, auditiva, lectoescritura y kinestésica, y en esta práctica se aúnan todas ellas. El Visual Thinking crea conexiones reconocibles de ideas a través de dibujos simples y mapas mentales para la definición de objetivos, identificación de problemas con sus correspondientes soluciones y la generación de nuevos idearios.
Aprendizaje basado en Proyectos. Esta metodología trata de motivar al alumno a buscar soluciones a desafíos planteados, ya que estos cuentan con un rol activo dentro del proceso de aprendizaje. Consiste en el diseño de un proyecto colaborativo totalmente práctico donde sus integrantes tendrán que establecer una serie de objetivos así como el plan de actuación para alcanzarlos. En estos proyectos también se estimula las capacidades de empatía y de trabajo en equipo, los estudiantes dejan de escuchar clases magistrales para formar parte del desarrollo de la formación.